miércoles, 13 de enero de 2010

Y un día empezó la paz




Los fusiles se negaron a disparar. Los tanques no quisieron moverse. Los aviones dijeron que no deseaban transportar más bombas.
- Estamos hartos de matar hombres.
- Estamos cansados de las guerras.


Y de pronto el ruido de las balas y de las bombas cesó y se pudo oír el trino de los pájaros y las voces de los niños.

Los campos de batalla se convirtieron en enormes parques infantiles. Los tanques pintados de mil colores diferentes se transformaron en toboganes y de los grandes cañones colgaban columpios. Los aviones fueron escuelas, bibliotecas, cines…

A los fusiles, de no usarlos, les nacieron hermosas rosas en sus cañones; los cascos sirvieron para tiestos que adornaban todos los balcones.

Y los hombres tacharon de los libros y diccionarios las palabras guerra, enemigo, odio…

En las escuelas se enseñaba que siempre se escribe con mayúsculas PAZ, AMIGO, AMOR…

NOTA A 14/1/2010: ¡Que conste que la poesía no es mía! Llegó a mí no sé cómo y sin autoría clara. Si alguien se entera de quién es, que me lo haga saber, por favor.

Un abrazo

1 comentario:

Susana dijo...

¿Y esto? Me gusta, me lo quedo, Laura.
Besetes, y hasta dentro de un ratito.