lunes, 2 de abril de 2012

MI NIÑO, EL LIGÓN

Pues eso, que me ha salido "espabilao", como se suele decir. Estábamos en el parque y había dos chicas de unos 16 años sentadas en el suelo, hablando de sus cosas. Y el pitufo ha pasado por delante con sus nuevos andares, así como unas diez veces. Todas girando la cabeza, sin mirar al frente, haciéndome temer por su integridad (pero tiene un equilibrio que tela, y podía quedar muy mal ante el público si de pronto se caía!!!). AL mismo tiempo, hacía algo que es nuevo: forzar la risa. SOltaba una risa de: qué mono soy. Y las chicas, claro, decían: quéééé mooonoooo. Y el renacuajo, todo hinchado, daba la vuelta y volvía a pasar con esa risa de galán.
Pero no acaba ahí la cosa. Se ha sentado como a un metro de ellas y otra vez la risa. Ahora sí tenía toda la atención de las mocetas. Se ha levantado y se ha sentado un poco más lejos. Un poco más de risa. Se ha levantado y, por fin, se ha sentado con ellas. Y ellas encantadas ( o eso parecía). Y el truhán ha mirado que llevaban móviles...¡¡¡ya eran sus inseparables amigas!!!¡¡¡con lo que le gustan las nuevas tecnologías!!! Y ahí se ha quedado un ratito hasta que me ha parecido mal, porque estábamos mi madre y yo mirando al niño pasárselo pipa con las chicas sin dejarlas hablar de sus cosas, que era lo que estaban haciendo. Así que he tenido que arrancar al don Juan de esa tertulia tan amena y llevármelo enfadado.

Pero qué ratico más bueno nos ha hecho pasar...¡¡¡se nos saltaban las lágrimas de la risa!!!

1 comentario:

Dácil Muñoz dijo...

Oooooooh! pero que lindo. Se me cae la baba con lo que has contado. Si es que es un conquistador.