Pues ayer fuimos al Pequeño Teatro de los Libros, a ver si nos dábamos un masaje, aunque yo ya sabía que iba a ser "jarto imposible". Y así fue, pero he de decir que yo ya voy a estas cosas para que mi solete disfrute, porque le encanta estar con niños, se acerca a ellos, los toca y los mira a los ojos mientras sonríe y...bueno, a veces no controla su fuerza, pero lo hace con la mejor de las intenciones y la mejor de las sonrisas. Y también es verdad que le encantan las nuevas tecnologías, y ayer había un altavoz chiquitín supermono conectado a algo que debía ser un ipod (la verdad es que estoy poco puesta). Y ahí que se quedaba el pequeño, controlando que todo funcionara bien. Y luego, una librería, con lo que le gusta sacarme los libros de la estantería...¿cómo le explicaba yo que en casa sí, pero ahí no? Me llevé un libro, para ver si colaba, pero no coló, él quería nuevas experiencias. Aunque como había niños, los libros pasaron a un segundo plano, menos en un momento crítico que descubrió en un precioso cajón dorado, con ruedas, una cantidad ingente de libros superchulos, que me gustaron hasta a mí! Pero, excepto el momento crítico, fue un ratico muy majo. En la sesión de masaje infantil nos pusieron un cd que cantaba canciones para mientras ir haciendo masajitos a nuestros retoños. A ver si le pregunto a Carolina del Pequeño Teatro, porque luego no tuvimos ocasión de verlo. Pasad un buen fin de semana!
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